Y es que estaba claro al principio de temporada que Aguirre no aguantaría. He oído muchas horas de radio deportiva justificando la destitución de Aguirre: es que no jugaban a nada, es que había gente en el vestuario que se le revelaba, es que la plantilla está descompensada, es que no sabemos como el Atlético ha aguantado tanto tiempo al mexicano... Y así unas cuantas excusas más que se sacan los periodistas deportivos de la manga.Yo me planteo una reflexión al margen de la conveniencia o no de la destitución. Este cese me trae a la memoria otro sucedido hace un poco más de un año: el de Quique Sánchez Flores.
Por esa época el Valencia no jugaba a nada, tenía a media plantilla sublevada, acababa de ser goleado por el Sevilla, tenía una plantilla muy descompensada, sin embargo estaba bien colocado en la clasificación, quizá un poco mejor que el Atlético este año. Sin embargo, los periodistas de los grandes medios pegaron muchos palos a la dirección deportiva del Valencia por cargarse a Quique. También se quejaron mucho de la afición de Mestalla, acusando a esta de silbar al equipo y al entrenador cuando no jugaba bien. Pues el domingo a los aficionados del Atlético nadie le dijo nada.
Ya me chirrió entonces esta actitud de los medios. En cierta forma lo comprendo, porque les toca hablar de cosas que no conocen. Radio Marca, Cadena Ser, Cadena Cope etc., esta lleno de periodistas seguidores de Real y Atlético de Madrid (no entendais esto como crítica, es mera proximidad geográfica) y conocen muy bien los ambientes de estos equipos y desconocen por completo los entornos del resto de equipos españoles. Llegado el momento de hablar de temas estructurales de Sevilla, Valencia, Deportivo etc., hablan de oídas y por sensaciones desde la lejanía. Quizá deberían escucharse ellos mismos hablando de Javier Aguirre y de Quique, dos entrenadores que jugaban a los mismo, que consiguieron los mismos éxitos y objetivos y que tenían el mismo odio por parte de la afición de sus equipos, pero un distinto amor por parte de los medios de comunicación.
Lo que pasa es que nadie se encarga de recordarles esta actitud a los "medios de Madrid". En fin, lo haré yo, aunque como nadie de ellos me va a leer quedará en saco roto.
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